Cuando pensamos en fortalecer nuestros huesos, lo primero que viene a la mente son los lácteos.
Sin embargo, aunque la leche, el yogur y el queso aportan calcio, este mineral no se aprovecha correctamente si el organismo carece de vitamina D y K2.
La clave está en entender que el cuerpo necesita más que una buena fuente de calcio para lograr una salud ósea óptima.
Vitamina D3 y K2: la dupla esencial para absorber el calcio
La vitamina D3 facilita la absorción del calcio en el intestino, pero su función no termina ahí. Sin la presencia de vitamina K2, ese calcio puede quedarse circulando en la sangre o depositarse en lugares equivocados, como las arterias o los tejidos blandos. La K2 actúa como una “guía”, llevando el calcio hacia los huesos y dientes, donde realmente se necesita, y evitando que se acumule donde podría causar daño.
¿Qué sucede cuando el calcio no se absorbe correctamente?
Cuando el cuerpo no logra asimilar el calcio de forma eficiente, los huesos se vuelven más frágiles, aumentando el riesgo de osteopenia, osteoporosis y fracturas. Además, el exceso de calcio mal distribuido puede contribuir a problemas cardiovasculares, ya que puede endurecer las arterias.
Deficiencia de vitamina D y salud ósea
La falta de vitamina D es cada vez más común debido a la poca exposición solar y a dietas pobres en nutrientes. Esta deficiencia afecta la formación y densidad ósea, comprometiendo la fuerza y resistencia de los huesos a largo plazo.
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